Túnez, primavera árabe, guerras, golpes de estado, protestas, revolución de los jazmines, Nobel, medio oriente, Estado Islámico, ISIS, islam, musulmanes, Coran, política, actualidad
Imagen: César Mejías

Un oasis en el desierto: cómo Túnez superó las turbulencias de la "primavera árabe"

Cuando parece que todo medio oriente es un caos en que sólo puede haber violencia y autoritarismo, hay un pequeño país del mediterráneo africano que ha estado dando un ejemplo de cómo avanzar en la democratización y amistad cívica, ejemplo que fue reconocido este año con el premio nobel de la paz.

Por Tomás Croquevielle @kroque1989 | 2015-10-21 | 11:47
Tags | Túnez, primavera árabe, guerras, golpes de estado, protestas, revolución de los jazmines, Nobel, medio oriente, Estado Islámico, ISIS, islam, musulmanes, Coran, política, actualidad
Relacionadas

El pasado 9 de octubre el comité nobel de Noruega anunció que el premio nobel de la paz de este 2015 iría a parar a las manos de una organización de la sociedad civil, El Cuartero por el Dialogo Nacional de Túnez, "Por su decisiva contribución para la construcción de una democracia plural en Túnez, al despertar la revolución de los Jazmines (Primavera árabe tunecina) en 2011..." Reconociendo así, al único país de la primera árabe que ha logrado salir adelante y no caer en un espiral de violencia e incertidumbre. 

¿Qué hizo este grupo para lograr salvar a Túnez de la catástrofe?

De primavera a pesadilla

La "primavera árabe" de 2011 trajo consigo la esperanza de cambio y democratización al oriente medio. Como nunca antes, se vio cómo los pueblos de Túnez, Egipto, Libia, Yemen y Siria se levantaban de manera masiva contra las distintas dictaduras que llevaban décadas en el poder. En ese contexto, era esperable que reinara el optimismo sobre el futuro de esa región del mundo, tan caracterizada por gobiernos autoritarios.

Sin embargo la realidad fue otra, los países que experimentaron dicha "primavera" , al poco tiempo se entramparon en crudo invierno político. En ninguno de esos país se ha conseguido una auténtica democratización y menos aún se ha logrado estabilidad política. En Egipto, actualmente gobierna una nueva dictadura, liderada esta voz por el (ex)General Abdelfatah Al-Sisi, el cual ha llevado adelante una represión generalizada contra sus opositores. Lo paradójico es que Al-Sisi prometió estabilidad y seguridad a cambio de las restricciones civiles y democráticas, sin embargo desde que asumió el poder, la insurgencia fundamentalista islamista no ha hecho más que crecer.

Libia por su parte, vive una completa ruptura institucional, habiendo dos gobierno, uno en Tobruk, el cual es reconocido por la comunidad internacional y otro en Trípoli. Además el país está plagado de milicias, las cuales controlan gran parte del país y tiene poca o nula lealtad a alguno de los dos gobiernos. Peor aún es el caso de Siria y Yemen, ambos envueltos en terribles conflictos sectarios entre sunitas y chiitas.

La excepción Tunecina y el difícil camino hasta ella

Frente a este desolador escenario, hay una pequeña luz de esperanza y esa se encuentra en Túnez, país donde, de hecho, se inició la llamada "Primavera Árabe" cuando el vendedor ambulante Mohamed Bouazizi se inmoló tras haber sido despojado por la policía de sus mercancías, dando inicio a una protesta masiva que luego se extendería por los regímenes autoritarios de todo medio oriente. 

En este país se viene desarrollando hace 4 años una incipiente democracia, la cual se vio coronada el pasado 22 de diciembre de 2014 con la elección de su actual presidente Béji Caïd Essebsi en una votación que se realizo de manera pacíficas y cívica.

Pero llegar a esto no fue fácil, cuando el 14 de enero de 2011 una sublevación popular derroca al presidente Abidine Ben Ali y se pone fin a sus 23 años de dictadura, Túnez cae en un periodo de inestabilidad. Tras su caída se declaró el estado de emergencia y se formó un gobierno de coalición, la cual incluyó a miembros del partido Agrupación Constitucional Democráticab (PACD) de Ben Ali. Dicha coalición no duró demasiado, puesto que la población salió nuevamente a las calles, exigiendo que no hubiesen miembros del PACD en el gobierno, demanda que se cumpliría tras 13 días de grandes protestas. Poco tiempo después el partido fue desmantelado. 

El 3 de marzo de ese año, se llevan adelante las elecciones de una asamblea constituyente, en donde el partido Islamista Ennahda gana la mayoría de los votos.

Tras la elección del constituyente, una nueva votación produjo la formación de una gobierno de coalición conocida como Troika, en donde participarían tanto los partidos islámicos y seculares, las dos grandes corrientes políticas del país. Esa incipiente convivencia cívica, se resquebrajó tras los asesinatos de Chikri Belaid y Mohamed Brahmi en 2013, ambos prominentes líderes seculares de oposición, por parte de desconocidos, aunque se sospecha del grupo salafista Ansar Al-Sharia. 

Sus muertes produjeron un rebrote de las manifestaciones, en esta oportunidad exigiendo la dimisión del gobierno encabezado por los islamistas, hecho que se produjo tras 3 semanas de protestas.

El cuarteto para el Diálogo Nacional en Túnez

Ante la amenaza de que Túnez cayera en la desestabilización y en una guerra civil entre islamistas y seculares, la sociedad tunecina formó el Cuartero para el Diálogo Nacional (CPDN), compuesta por la Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT), la Unión Tunecina de la Industria, el comercio y la Artesanía, la Liga Tunecina de los DD.HH (LTDH) y la Orden Nacional de los Abogados de Túnez (ONAT).

Pero, ¿qué son estas organizaciones?

Creada en 1946, la UGTT no se conformó con ser el sindicato único del régimen de Ben Ali, sino que buscó ser un órgano de resistencia, lo que le permitió un protagonismo central en las protestas de 2011 y, durante la transición, llevó adelante una papel de contrapoder, logrando constituirse como una fuerza política de referencia y consenso. Por su parte la LTDH (la más antigua organización pro-libertades civiles del mundo árabe) y la ONAT trabajaron durante décadas por los derechos de los tunecinos y denunciaron constantemente los abusos del régimen, incluso en momentos que tuvieron que soportar la clandestinidad y la violencia represiva del gobierno.

Ese historial de combate y resistencia al poder les permitió tener un gran arraigo y representatividad en la sociedad tunecina, lo que les otorgó la legitimidad necesaria para contrarrestar las tensiones entre las partes y destrabar el proceso democratizador del país.

Para conseguir dicho objetivo, el 29 de julio de 2013 el CPDN llamó a negociaciones entre los partidos en el gobierno y la oposición, negociaciones que comenzaron en septiembre de ese año. Ese mismo mes las cuatro organizaciones establecieron un borrador de entendimiento entre las partes, acordando la necesidad de formar un gobierno tecnocrático independiente y la implementación de una hoja de ruta con miras hacia un gobierno democrático e inclusivo. 21 partidos de ambos lados aceptaron el acuerdo, posibilitando así lo que se conocería como el "diálogo nacional", que culminaría con la ratificación de una nueva constitución el 24 de enero de 2014 y la elección de Caïd Essebsi como el primer presidente elegido democráticamente en diciembre de ese año.

El esfuerzo realizado por el CPDN fue recompensado con el Premio Nobel de la Paz 2015, por haber establecido un "... proceso político alternativo pacifico en un momento en el que el país estaba al borde de la guerra civil". Permitiendo así generar un "diálogo pacífico entre ciudadanos, partidos políticos y autoridades que ayudó a construir soluciones basadas en el contexto para un amplio abanico de asuntos".

No todo es celebración

A pesar de que Túnez ha experimentado una situación excepcional dentro del concierto de los países que vivieron la primavera árabe, el país padece problemas comunes a estos países. Uno de ellos es la presencia de organizaciones terroristas fundamentalistas islámicas como Estado Islámico, que el pasado 18 de marzo atentaron contra el Museo Nacional El Bardo y el 27 de junio abrió fuego contra los clientes de dos hoteles en la ciudad de Susa, causando 25 y 35 muertos respectivamente.

Estos atentados han profundizado la aguda crisis económica que atraviesa el país desde 2011 y que ha afectado profundamente a la industria turística, la cual emplea directamente a 1 millón de personas, un 10 por ciento de la población total de Túnez. Por otra parte, los altos niveles de inseguridad, ha producido una gran daño a la inversión extranjera y a las exportaciones. Tampoco han ayudado al crecimiento de la economía tunecina, las sistemáticas manifestaciones y endémicas huelgas que de tanto en tanto paralizan el país.

El vacío institucional y la polarización política son otras amenazas que merodean el panorama político Tunecino. En cientos de mezquitas del país incontroladas por el Estado hay quienes a diario incita a la violencia fundamentalista. De hecho, a la capital tunecina han estado llegando predicadores de Oriente Medio con el fin de propagar el fundamentalismo islámico y para los que la aplicación del Corán en la única salvación del pueblo tunecino. La democracia y la libertad individual es para estos fundamentalistas religiosos una noción importada por Occidente y como tal debe ser repudiado. Tras la caída de Ben Ali han sido numerosas las denuncias de agresiones a personas que han estado haciendo cosas tan inofensivas como tomar una cerveza (que en una interpretación literal de la ley islámica, puede ser considerado un pecado contra dios), algo que por lo demás no es ilegal en ese país.

La polarización entre seculares e islamitas tampoco ha sido del todo resuelta, aún existen distintas visiones de cuál debe ser el futuro del país y el rol que debe cumplir la religión en el Estado y en la sociedad. Lo que resulta más preocupante es que casi 5 años después de la sublevación del pueblo tunecino, el debate se ha centrado en la dictioma secularismo vs islamismo, desplazando a un lugar secundario las consignas de justicia social y libertad del movimiento de emancipación del 2011.

El valor de la sociedad civil organizada

A pesar de todo, Túnez se ha convertido en un ejemplo de democratización y de cultura cívica, que aunque imperfecta a logrado de a poco sacar adelante al país. El llamado al “consenso nacional” solo pudo ser posible mediante la tolerancia, sin tratar de negar al otro o imponer una visión ideológica. Cuando los partidos políticos no lograban ponerse de acuerdo, amenazando así el proceso de transformación del país, fue la sociedad civil organizada, representada por el CPDN, lanque logró juntar a las partes y poder acordar un consenso entre las fuerzas políticas.

Es de esperar que los líderes políticos continúen en esta senda del entendimiento y que ahora además se esfuercen en mejorar las condiciones de vida de los tunecinos, enarbolando las banderas de “trabajo, libertad y dignidad” que movilizaron las manifestaciones que derrocaron al ex dictador Ben Alí.

A futuro es de prever que la adolescencia política de Túnez sea superada y que todas las debilidades institucionales sean gradualmente mejoradas. El proceso de democratización que este país está llevando adelante, probablemente traiga consigo la implementación de un sistema político en donde coexista un Estado moderno secular y un sistema de valores islámicos, tal como existe en Turquía. Esto podría ser el mejor modelo para Túnez, una sociedad moderada que busca salvaguardar su identidad árabe musulmana e insertarse en el club de los países democráticos.

¿Crees que lo logren? ¿Qué lecciones sacarías para nuestro propio país?

¿CÓMO TE DEJÓ ESTE ARTÍCULO?
Feliz
Sorprendido
Meh...
Mal
Molesto
ESTADÍSTICAS: APOYO A FRASES DE ESTE ARTÍCULO
Estas estadísticas sólo se le muestran a los usuarios que ya han dado su opinión con un click sobre alguna de las frases rojas destacadas en el texto del artículo.
Comentarios
gif Comentario destacado por El Definido
Juan Antonio Callejas | 2015-10-21 | 14:42
2
Interesante artículo para no quedarsse con una visión estereotipada de Medio Oriente.
Me llamo la antención dos frases del artículo.

-"Ese historial de combate y resistencia al poder les permitió tener un gran arraigo y representatividad en la sociedad tunecina". Actualmente no veo una organización fuerte y con, valga la redundancia,arraigo en nuestro país, al contrario, es tanta la desconfianza que apenas aparece alguna buscamos encontrarle la falla.

-"El llamado al <<consenso nacional>> solo pudo ser posible mediante la tolerancia, sin tratar de negar al otro o imponer una visión ideológica" . Acá los partidos aún no superan sus orgullos, si uno dice blanco, el otro dice negro a veces solo por ser oposición, lo peor es que tampoco aceptan errores del pasado y buscan, a pesar de sus diferencias ideológicas (que es muy válido que existan, construir un mejor futuro, la idea es entramparse y pelearse por quién tiene el poder, pero una vez que lo logran, ya están pensando en el siguiente.

Ojalá vayamos dejando nuestros individualismo y comencemos a adoptar una mayor actitud cívica, no solo mirar y/o añorar modelos de países más desarrollados, sino que también veamos que en latitudes aún más complejas que la nuestra, ocurren cambios que aunque en algún momento sonaron imposibles, hoy son una realidad, imperfecta, pero realidad al menos.
responder
denunciar
apoyar
* Debes estar inscrito y loggeado para participar.
© 2013 El Definido: Se prohíbe expresamente la reproducción o copia de los contenidos de este sitio sin el expreso consentimiento de nuestro representante legal.