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Imagen: Gojko Franulic

Los aviones comerciales podrían cambiar el petróleo por... tabaco

La empresa Boeing anunció que comenzará a producir kerosene en base a tabaco, una medida que según ellos reducirá las emisiones de los aviones hasta en un 80%. Pero este combustible también tiene consecuencias para el medio ambiente, lo que abre el debate respecto a su uso.

Por César Burotto @cburotto | 2014-08-26 | 17:30
Tags | boeing, kerosene, biocombustible, agrocombustible, c02, tabaco, aviones
El tabaco que hoy es utilizado para producir millones y millones de cigarros, ahora también podría alimentar a los aviones de la empresa Boeing. Hace menos de un mes la empresa anunció, en conjunto con la aerolínea South African Airways, la creación de combustible a partir de la planta de tabaco. Sin embargo se trata de una especie modificada ya que no tiene nicotina. Según señalan dese Boeing, la producción de este combustible tiene por objetivo reducir las emisiones de Co2 de sus aviones.

Este tabaco será cultivado en Sudáfrica por parte de la empresa holandesa SkyNRG en conjunto con las tabacaleras locales. “Con el tabaco híbrido, podemos aprovechar el conocimiento de los productores de tabaco en Sudáfrica para aumentar el cultivo de agrocombustible comercializable sin incentivar a fumar”, señaló Ian Cruickshank, especialista en medio ambiente de South African Airways. 

De acuerdo a lo señalado por Boeing, las emisiones contaminantes producidas por sus aviones disminuirán entre un 50% y un 80%, en comparación al petróleo. Según un informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, los aviones generan el 3% del dióxido de carbono producido en la Unión Europea, lo que podría ser reducido a la mitad con el kerosene de tabaco.

Este combustible es producido gracias a la extracción del aceite de las semillas de la planta. De acuerdo a la información entregada por la empresa SkyNRG, están realizando investigaciones que permitan establecer una forma de aprovechar la planta de tabaco por completo.

Este no es el primer combustible producido en base a plantas. Ya existen otros que son extraídos del maíz, las algas, la caña de azúcar o la jatropha (una especie de arbusto), entre otros. Según Boeing, las aerolíneas han realizado alrededor de 1.500 vuelos comerciales en los cuales se utilizaron carburantes de origen vegetal. Este tipo de combustibles fue aprobado para el uso el año 2011.

Los problemas del biocombustible


Si bien el anuncio de la empresa Boeing supone un avance para el medio ambiente en cuanto a emisiones directas, hay que relativizar el efecto global de esta medida. 

Los combustibles fabricados a partir de plantas son comúnmente llamados biocombustibles, por su origen vegetal y su carácter renovable, pero agrupaciones ecologistas han señalado que es un error nombrarlos de esa forma, ya que conducen a una imagen equivocada de estos carburantes (puedes leer aquí  un artículo de Greenpeace sobre el tema). De acuerdo a ellos, debiesen ser nombrados agrocombustibles, porque si bien se distinguen de los combustibles fósiles, también tienen consecuencias negativas sobre el medio ambiente.

De acuerdo a los productores de biocombustibles (o agrocombustibles), como el tabaco o el maíz, el uso de estos produciría un daño muy inferior, en cuanto a emisión de Co2,  comparado a los combustibles fósiles. Según los ecologistas, este argumento no considera la mirada global al proceso, ya que la producción y uso de estos podría ser igual o más dañina que la de combustibles tradicionales.

Lo anterior, porque la producción de biocombustible implica el uso de vastos espacios para una agricultura intensiva. Esto trae consigo efectos negativos para el medio ambiente, como la desertificación, desforestación, uso de fertilizantes, pesticidas y una alta utilización de maquinaría que contamina. Además, está el alto consumo de agua de estas plantaciones.

Se estima que la huella de carbono provocada por la producción del biocombustible es mayor que la reducción de emisiones de Co2  que se logra durante el uso de este. Pero las empresas productoras de biocombustible señalan que las mismas plantaciones se encargan de reducir el Co2, a diferencia de los combustibles fósiles. Si bien esto es cierto, la capacidad de transformación del dióxido en oxígeno por parte de las plantaciones, no alcanza a cubrir lo generado durante la producción.

A su vez, el uso de alimentos para la producción de combustibles, como el maíz, implica que se dejen de utilizar para la alimentación humana. Esto lleva a que grandes superficies que antes eran destinadas a la producción de alimentos, se usen para la creación de combustible, lo que podría traer problemas como la disminución del maíz disponible o el alza de los precios.

Con todo, las decrecientes reservas de combustible fósil parecen indicar que, a menos que otras tecnologías en desarrollo mejoren mucho, el futuro cercano será de los biocombustibles, pues son renovables, tienen un precio menor y su combustión emite menos CO2. Por el momento, habrá que esperar a ver cómo se desarrollan para saber si son realmente una alternativa sustentable económica y ecológicamente.

¿Crees que los biocombustibles pueden ser una alternativa a los combustibles fósiles? 

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