Paula aprendió a ser mamá sin serlo. Fue por su trabajo como abogada en la Fundación San José. Hoy lleva 12 años trabajando por la misma causa, convencida de que hay que escuchar a los niños y comprender que la necesidad de un hogar no se suple solamente con un techo.

La fundación existe hace casi 19 años y es una de las más importantes instituciones del país que trabaja con la adopción, además del SENAME. Hasta la fecha han atendido a más de 5.000 mujeres en conflicto con su embarazo y han acogido a casi 2.000 niños en sus hogares, de los cuales todos han sido cobijados como hijos en una familia.

La Fundación San José en breve

Se dedican a acoger a niños que no pueden ser cuidados por su familia biológica, recibiéndolos en sus hogares. Trabajan con ellos y sus familias en el programa de protección.  Además realizan el programa de adopción que legalmente incluye tres esferas: el niño, familia de origen, familia adoptiva. En este último punto se han dado cuenta que no es suficiente el acompañamiento que existe, por eso han desarrollado áreas específicas para poder llevar adelante el proceso de adopción, que contribuyen a esta triada, desarrollando una cuarta esfera que apunta al acompañamiento de las familias adoptivas una vez que el proceso legal ya está terminado.

Paula Arroyave es quien dirige los programas y la gestión de la institución. "Sería un fracaso enorme como fundación el hecho que tuviéramos que derivar a un niño y no pueda ser adoptado", admite. Hablamos con ella, nos contó qué hay detrás de este proceso y nos abrió a un enfoque de la adopción que no siempre se toma en cuenta.

La adopción no es lo primero

Los niños llegan a los hogares de la fundación San José por dos razones principales. Por casos en los que los Tribunales de Familia determinan que están siendo vulnerados, porque hay abandono, violencia, etc. Los otros casos son madres con un embarazo no deseado, cuyos hijos ingresan mientras ellas terminan su proceso de discernimiento. Sólo el 16% finalmente cede en adopción luego del acompañamiento de la fundación. Todos estos niños pasan a formar parte del programa tanto de protección como de adopción.

"La institución primero intenta, por todos los medios, que esa familia de origen asuma la crianza del niño. Por lo tanto va  a hacer todos los despejes o investigaciones necesarias para determinar si ese niño puede o no incorporarse y reingresar a esa familia. Tiene que ver primero con tratar potenciar las habilidades de esas familias. El camino subsidiario es la adopción. No somos una fundación que derechamente busca la adopción. ¿Cuál es la diferencia? Que como fundación dedicada a la adopción, sabemos que es una medida que restituye los derechos de un niño".

Ley actual y reforma, ¿qué rescatas?

"La ley actual es buena, en Latinoamérica destaca. Ha sido bien implementada y podemos ser señalados como ejemplo muchas veces. Pero esa ley es del año '99. También hoy día sentimos como organismos acreditados que esa ley es perfectible. Ya se van notando los años y sentimos que todas las experiencias que hemos tenido de casos y de lo que va pasando en la práctica, tiene que recogerse. Por eso es que hemos trabajado los últimos dos años y medio en presentar una reforma integral a la ley (...) Se trata de la restauración de los derechos del niño, específicamente a vivir en familia. 

Esa es la mirada, el foco. Uno pensaría que la adopción es un tema simple, acotado, pero cuando uno está desde dentro se va dando cuenta que tiene millones de aristas y temas de reflexión profunda. Que nada es blanco o negro, hay muchas sutilezas. Por eso se ha ido enriqueciendo en el ámbito técnico la adopción, porque vamos dándonos cuenta de las necesidades del niño y cómo ir perfeccionando los sistemas pre y post adoptivos".

¿Cómo se ve la adopción hoy?

"Antes se pensaba que la adopción terminaba cuando el niño era adoptado, que es el término formal cuando se recibe la libreta de familia (…) Pero la verdad es que la adopción como proceso de vida empieza ese día. Entonces como familia vas a necesitar un acompañamiento donde tú puedas recurrir. Se ofrece ser acompañado en etapas del ciclo vital que son determinantes. Como por ejemplo cuando entran al colegio, ¿existirá discriminación?, ¿cómo manejarla?, el proceso de la revelación, cómo hacerla, de qué manera, qué decirle, cuándo…", comenta Paula.

El camino a la adopción, ¿trabas legales o un proceso justificado?

Paula nos explica que el proceso para que los padres adoptivos reciban a su hijo dura 2 años en promedio y tiene dos etapas. Primero la evaluación de los futuros padres, que incluye acogida y capacitación. Muchas veces son derivados a terapia donde un tema recurrente es el duelo de la infertilidad. Luego, una vez declarados idóneos, se cumple la primera etapa y luego viene la espera. En la fundación aclaran que el proceso puede ser más largo de lo que se desearía, pero que en él, la gente vive una profunda transformación y se le entregan herramientas para que esa adopción tenga grandes posibilidades de éxito. 

"Hay una preparación muy profunda en talleres, en foros que van dedicándose a temáticas específicas y en que incluso cualquier padre biológico quisiera estar presente (…) Mientras las personas no reciben a su hijo o hija no lo entienden y consideran que esto es muy largo. Pero cuando llega ese hijo, le encuentran sentido a todo el proceso, porque se dan cuenta que esa espera tuvo una razón y lo agradecen también de manera práctica", aclara Paula.

¿Cómo deciden qué niño adoptarán esos padres?

"Actualmente hay diferentes criterios en tribunales respecto de quién elige a ese matrimonio. Pero lo principal es que uno no elige un niño para una familia o matrimonio, es al revés, se elige una familia, la más adecuada para ese niño en particular. ¿Qué necesidades materiales, físicas, espirituales tiene el niño? y ¿Qué familia puede satisfacerlas? Ahí se hace el cruce y muchas veces podemos elegirlas nosotros como organismo técnico. A veces nos piden que presentemos una opción y a veces más. Es el juez es quien elige."

¿Cómo se da la relación de los padres adoptivos con su hijo?

"No se espera que esto sea un momento de encuentro químicamente aprobado, aunque sucede, se espera que el vínculo se vaya formando con el tiempo. Acá se busca la motivación de querer tener un hijo y por lo tanto van entendiendo estos padres que ni siquiera van a elegir el sexo de ese hijo. En ese sentido estás velando por los niños, en que no son materia de vitrina. En este ámbito es donde nos parecemos a la naturaleza biológica. Va a llegar el hijo que tenga que llegar a tu vida.  

La parentalidad adoptiva difiere de la biológica, es distinta y hay que valorarla tal cual como es. Pero en ese sentido es similar, tu esperas a ese hijo adoptivo como venga. Incluso con las necesidades especiales que tenga. De alguna manera tratamos de abrir esa motivación de las padres a que no necesariamente puede ser un niño completamente sano, que puede tener ciertas necesidades medianamente complejas, niños más grandes, etc.

Nosotros llamamos necesidades especiales no sólo al tema de salud, sino que también a niños que tienen más edad (3-5 años) o grupos de hermanos, que también significa una situación especial de adopción".

Un cambio extremo v/s uno gradual

En la fundación se trabaja la vinculación asistida, donde según las características del niño, se va generando un proceso de encuentro con los padres. No se trata de entregarlo así como así, es un niño que tiene una vida y que está acostumbrado a un sistema y va a tener que adaptarse a otro.

"Esto es un encuentro, en que padres e hijos se van a ir conociendo y afiatando de a poco, en que si ese niño es más grande, probablemente va a desafiar a esos padres intentando probarlos. Esos niños han estado sometidos a abandonos en su pasado, a situaciones de no confiar en los adultos y cuando vean que viene un adulto y les ofrece un espacio de estabilidad no van a tener claro que es definitivo hasta que logren confiar. Van a tener que probarlos para estar seguros y esos padres tienen que estar capacitados para estar fuertes en ese momento y darles el afecto necesario y la contención.  

Por lo tanto, ese espacio idílico de encuentro puede darse, pero puede que no se dé. Por eso apuntamos a la preparación previa. A que esa familia sepa que va a adoptar una vida, con todo lo bonito y lo complejo que es tener un hijo."

Intenciones correctas…

Para la fundación San José la única motivación real para adoptar es querer tener un hijo.

¿Cuál es la receta de la fundación para que un proceso de adopción sea exitoso?

"La ganancia más grande para mejorar los procesos de adopción es la adquisición de conocimientos técnicos, de qué necesita un niño en una adopción. Y eso es lo que nos ha ido enriqueciendo la experiencia (…) Las claves del éxito de la fundación es escoger a sus profesionales, que técnicamente tengan las habilidades, pero sobre todo el compromiso."

¿Qué desafíos ves a futuro?

"Los desafíos son por un lado, que ojalá los aportes de todas las instituciones sean recogidas en el congreso en el nuevo proyecto de ley. Que la sociedad chilena, integre en su agenda como un punto primordial y relevante la infancia vulnerada de nuestro país. Que se destinen los recursos necesarios para prestarles una servicio de calidad, y que cada día más personas se comprometan socialmente a ayudar desde su propia realidad a aquellos niños víctimas de abandono o maltrato infantil".

Personalmente ¿Qué has aprendido en la fundación?

"Algo bien central tiene que ver con el equipo interdisciplinario. Soy abogada y desde el derecho uno es formado en términos de estructura, estricto. Acá te vas dando cuenta de la importancia de la voz de otras disciplinas. Cada día fui considerando más lo psicosocial en las decisiones. La mirada multidisciplinaria e interdisciplinaria. Eso me permite tener mayor sensibilidad al mirar un caso y ganar criterio."

¿Cambió tu concepto de familia trabajando aquí?

"Ese es un punto sensible, porque es súper importante… yo aprendí a ser mamá antes de serlo. Y aprendí el concepto de familia antes de tenerla. Llegué aquí ni siquiera pololeando, me casé, tuve mis dos hijos dentro de este tiempo. Y me tocó la suerte de recibir a mi hija mayor con necesidades especiales (esclerosis tuberosa). Entonces me siento fortalecida en mi rol, sin dudar de lo capaz que soy de ver en ella, de hacer por ella, de cómo llevar esa maternidad. Súper segura en términos de cómo hacerlo y cómo verlo… de cómo mirar esa condición de mi hija, de cómo validarla, de cómo gozarla con mi marido y con mi otro hijo. Y de tener voz por ella (…).

Me toca una experiencia que la puedo mirar con luz, en paz y la puedo recibir sintiéndome capaz. Eso es lo más relevante. Puedo defenderla con la perspectiva del derecho, pero también desde lo psicosocial, y con el corazón lleno de sensibilidad. Hoy día yo elegiría a la Agustina mil veces más si me tocara hacerlo."

¿Tu mensaje para los chilenos?

"Que se atrevan a dar este paso, a pasar por este proceso. Que van a salir enriquecidos, que se les va a olvidar el tiempo pasado, porque va a ser una inversión para sus vidas, en términos emocionales y en términos de aprendizaje. Es una aventura iniciar un proceso de adopción, pero cuando lo logras concretar, agradeces toda la experiencia, lo valoras y te das cuenta efectivamente que es un oportunidad."