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Imagen: Felipe Muhr

Partió vendiendo mazapán en la carretera, hoy tiene una cadena de 5 tiendas

Lleva una vida produciéndolo, pero no es el típico que todos pensamos, con figuritas y de sabor peculiar que encuentras en el supermercado. Ella lo mantiene original; la receta es casera y le suma los distintos sabores y combinaciones con fruta, manjar o chocolate.

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José María Bustos, desde que tiene memoria, creció con mazapán en su casa. ¿La razón? Su Madre, Patricia Hevia, iba caminando hacía su parcela en Melipilla, unos años antes de que él naciera, cuando le llamó la atención la cantidad de almendros abandonados que habían en el camino. A Patricia, hoy madre de seis hijos, se le ocurrió una idea: haría mazapán casero y lo vendería en la carretera.

"Una vez hice un cumpleaños y llegaron unos compañeros de colegio, estaban vueltos locos con el mazapán (...) fueron los mejores recuerdos, imagínate tener una fábrica en la casa, ir donde estaba el mazapán recién hecho, íbamos donde estaba el chocolate, le poníamos y lo metíamos al refrigerador. Un paraíso para un niño", recuerda José María.

Esto fue en 1980 y le puso a su negocio Santa Ignacia. Comenzó en su casa y vendiendo en las carreteras antiguas a los autos que iban de paso, entregando productos fabricados con la receta tradicional del dulce.

Patricia cuenta que en ese entonces no tenía muchas alternativas para ir a trabajar, con ya cuatro de sus seis hijos en este mundo, entre ellos sus mellizos recién nacidos, por lo que este negocio le permitió poder estar en la casa con ellos y trabajar. Nunca se esperó que la gente se entusiasmara tanto y tan rápido; "la gente empezó a parar en las carreteras (a comprar), a parar la gente, a parar la gente", recuerda Patricia.

De eso, hoy ya tiene cinco locales, tres en Santiago (Vitacura, Paseo Los Domínicos, Portal La Dehesa) y otros dos en Santo Domingo y Cachagua, en la quinta región. A pesar del crecimiento que tuvo, fue por las circunstancias más que por decisión propia; con la construcción de nuevas carreteras, ella y otros vendedores del sector se fueron poco a poco desplazando.

"Camino al sur, camino a viña (vendía antes), a medida que fueron muriendo los caminos con las carreteras, tuve que mover todo", cuenta Patricia.

En 2002 instaló su primer local en Santiago y fábrica, ubicada en Vitacura. Con aun más ganas de seguir progresando, comenzó a explorar las posibilidades del mundo del mazapán para tener nuevos productos, más variedades, más sabores.

El mazapán de Santa Ignacia es fabricado 100% a partir de productos naturales, nada de endulzantes ni colorantes. A la clásica receta con almendras, ella le sumó mucho más en sabor: frutos secos y frutas, generando más combinaciones de sabores. De los frutos secos, está la nuez, el pistacho, avellana y castaña de cajú, mientras que de sabores de frutas, tiene de arándano, naranja, guinda y berries. También utiliza la Nutella, el chocolate y el manjar para el mazapán, creando así alfajores, tortas y brazos de reina. Los diabéticos también tienen alternativas en su tienda, que cuenta con productos especiales para ellos.

Aunque el trabajo es harto, hasta el día de hoy es Patricia quien hace el mazapán, a pesar de tener una fábrica y gente que la ayuda, no ha dejado de meter las manos en la masa.

Para que su producto llegara a más lugares, y seguir progresando, entró al negocio familiar José María, su hijo, quien creció viendo cómo el emprendimiento de su mamá se iba expandiendo. Tomó el lado administrativo, con el objetivo de mejorar la imagen de Santa Ignacia y seguir creciendo como emprendimiento.

Para eso, iban a necesitar nuevos productos, por lo que su mamá siguió incursionando en más sabores y hoy tienen más de 10 distintos. Pero también iba a ser necesario financiamiento, sin el cual no podrían subsistir y seguir adelante, explicó José María.

Para ellos, quien jugó ese último rol fue Cumplo, una red de financiamiento online, que conecta a inversionistas con emprendedores y empresas, ofreciendo una alternativa al sistema bancario tradicional, a mejores tasas que este último. "Lo que ellos hacen es inyectarte oxígeno y tu necesitas vivir con oxígeno".

A pesar de que dijo que no lleva más de un mes en la plataforma, ya ha visto resultados positivos. La primera vez que ingresaron para lograr financiamiento, sólo se demoraron 40 minutos en lograrlo.

"Eso te dice que la gente también cree en las pymes y es capaz de apostar por uno", dijo José María. Los resultados han sido tan buenos para Santa Ignacia, que hoy el negocio familiar ya tiene planes concretos para seguir creciendo, abrir cuatro locales más, y no solo en Santiago y en la quinta región, si no seguir avanzando en las regiones del país.

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