Tomás Vodanovic, Formando Chile, La Pincoya, población, educación, comunidad

T. Vodanovic: "Si la elite tuviera a sus hijos en colegios municipales, la Ed. pública sería muy distinta"

El fundador de Formando Chile, organización que está tratando de cambiarle la cara a La Pincoya hace cinco años, habla de la importancia de convivir de cara a la pobreza para que el sentido de urgencia se haga propio y se tomen las decisiones correctas.

Por Antonia Laborde @antonialaborde | 2013-09-06 | 16:30
Tags | Tomás Vodanovic, Formando Chile, La Pincoya, población, educación, comunidad

Tomás Vodanovic estudió durante toda su etapa escolar en el Cumbres, uno de los colegios más exclusivos de nuestro país. Desde hace un año y medio que vive por decisión propia en La Pincoya, una de las poblaciones más emblemáticas de Santiago. Hace pocas semanas hubo una marcha por la educación entre las calles y pasajes de la zona. No hubo micros quemadas, ni balazos, ni barricadas, tampoco hubo prensa. Sólo fue un montón de gente con batucadas, rostros pintados, lienzos de colores manifestándose en pro de una mayor asistencia al Centro de Educación Huechuraba, donde la deserción escolar va en alza. En el evento participó Formando Chile (FCh), la corporación sin fines de lucro que Tomás junto a varios amigos formaron hace cinco años.

Antes de la casa, de la marcha, incluso antes de FCh, Tomás llegó al colegio Santa Teresa de La Pincoya a realizar un preuniversitario a alumnos de III° y IV°. Acababa de entrar a estudiar sociológica en la Universidad Católica y junto a otros ex alumnos del Cumbres quisieron dedicar las mañanas de sus sábados a enseñar matemáticas y lenguaje. Dice que fue ingenuo, que pensó que sus alumnos sacarían 600 puntos, que entrarían a la universidad, que serían los mejores profesores, pero cada una de sus banderas se fue derribando cuando vio que los estudiantes no sabían multiplicar, ni dividir, muchos menos qué era una potencia y que no entendían lo que leían. 

"Cuando vimos esto dijimos: A ver, paremos. Esto parte de antes, veamos cómo intervenir de otra manera y todo el primer año de puros porrazos. Se generó buena onda, pero ni uno de los alumnos sacó más de 450 puntos en la PSU. Así junto a mis tres hermanos y otros amigos decidimos fundar Formando Chile. Partimos 15 jóvenes, donde la mayoría había sido presidente del centro de alumnos, o jefe de trabajos o muy motivado. Decidimos partir con los más chicos, haciendo talleres de matemáticas de 7o básico a II°medio. El director del colegio decía que no iba a llegar nadie, que los cabros no estaban ni ahí, pero ese 2010 teníamos 40 alumnos por sala durante la mañana de los sábados", cuenta Tomás.

Cinco años después, esa asistencia no se la explica. Dice que simplemente el proyecto prendió, que fue algo mágico. Hoy están en otros cuatro colegios y en ninguno se dio ese fenómeno. Sólo vieron a estos 15 jóvenes "pulseando", saliendo a gritar por megáfono que iban a empezar unos talleres y los estudiantes quisieron estar ahí.

¿Cómo fueron los resultados de ese año?

Hay un tema con los resultados. Siempre nos han preguntado cómo medimos nuestro impacto y hay varias maneras: Simce, promedio de matemáticas, test de diagnóstico a principio y final de año para ver cómo avanzan, etc. Pero yo soy de la política, siendo sociólogo, de que nuestro impacto no es tan cuantificable. Yo no me puedo adjudicar el promedio de matemáticas del cabro cuando yo estoy al final sólo con él una hora y media a la semana (voluntario base), cuando hay otro profesor que está 40 horas semanales, una familia de por medio y mil variables que están influyendo. Tenemos formas de medición, como que el objetivo es subir 3 décimas el promedio, que eso lo ve el jefe académico del proyecto. Pero yo me quedo con la medición del impacto de lo que veo el día a día, con los testimonios, con los cabros que cacho en la que están hace tres años y veo en la que están ahora, de cómo le hemos cambiado la cara a la cuadra en la que estamos, en los vecinos, estudiantes. 

¿Cómo lograron entrar a La Pincoya y ganarse la confianza de la gente?

Fue muy raro, porque viniendo del Cumbres con toda la ideología y la carga social de que hay ir a llevar verdades a todo el mundo, de liderar todos los procesos, logramos entrar a la pobla de manera muy piola, sin imponer nada, a construir desde abajo, asumiendo una ignorancia previa con mucha humildad que ahora se me hace muy lógico, pero que en ese instante, estudiante de primer año, habiendo entrado a la Católica, casi que te crees como aquí venimos nosotros... y entramos de manera muy piola, lo que nos ayudó a ganarnos el respecto.

Cuando FCh se pegó el estirón

Del 2010 en adelante, todo ha sido crecer. Los talleres ahora se imparten de 4to básico a IV°, los voluntarios ya no son 15, sino 150. Ahora son cinco colegios y no uno. Los talleres ya no son sólo lo sábado, sino todos los días de la semana. 

Hay tres pilares que mantienen hoy en pie Formando Chile: Educación gratuita y de calidad, donde se imparten talleres que van desde el inglés a asesoría a microempresarios, pasando por ballet, matemáticas, apoyo jurídico, skate y muchos otros servicios que la comunidad necesite. Una de las diez señoras que asiste al taller de microempresa, vendedora de alfajores y sopaipillas, hoy está construyendo el segundo piso de su casa. La ayudaron a ordenarse, a controlar los gastos y le aconsejaron ponerse afuera de las Iglesias del sector oriente a la salida de misa. Las resultados hoy son cifras azules y contantes. 

El segundo pilar es la organización y vida comunitaria que está muy relacionada a la casa de inserción en la que vive Tomás, que trabaja por tomarse los espacios públicos, potenciar las juntas de vecinos, ir a las asambleas de las diferentes organizaciones, todo con el fin de recuperar la vida de barrio. Cuando recién llegó a vivir a La Pincoya, Vodanovic se topó con toda la población empapelada de publicidad política. Caras de candidatos a concejales y alcaldes decoraban las calles junto a puñados de basura acumulada. Así que un martes los voluntarios de FCh invitaron a los vecinos a reunirse el sábado a limpiar su barrio. Llegaron 40 personas con palas, escobas, escaleras, alicates y fueron secando cartel por cartel, desecho por desecho, hasta dejar las calles impecables. Estaban todos los pobladores felices. Se sentían orgullosos de su barrio. 

El tercer pilar es formación crítica del voluntariado, que busca formar intelectual, política y críticamente al voluntario de FCh para que después sea un agente de cambio. Expertos van a darles conferencias, hay mesas de discusión, talleres de lectura, etc. "Está la concepción de que la política es mala y nosotros hemos tratado de hacerles entender que es clave, que hay que involucrarse, informarse, si no el día de mañana pesas nada. No es que nosotros hagamos política militante, pero a mí me encantaría que el día de mañana los voluntarios se metan en política, se tomen los espacios, que entendamos que hay que organizarse para conseguir intereses comunes, como esa idea de política".

Cambios de hábitos

Desde que Tomás formó el proyecto que tenía la inquietud de convivir con los pobladores. No se sentía cómodo con la vida de barrio alto en general porque le hacía mucho ruido la desigualdad que existe en nuestro país. Otros amigos de él compartían su visión, pero no tenían conocimiento de cómo trabajar con los vecinos, cómo convocar, qué lógicas implementar en la población. El año pasado, estando en cuarto de sociología, Tomás y otros tres amigos decidieron irse a La Pincoya. Hubo miedo de parte de las familias, inquietud de parte de ellos, pero sentían que era clave pensar el proyecto desde ahí, desde su lógica, ir a crearlo junto con los vecinos

¿Con qué se encontraron que vieron determinante pensar el proyecto desde adentro de la población?

Primero estaban las criticas de estos cabros que vienen desde afuera y al principio decíamos qué tiene que vengamos desde afuera... pero después te lo empezai a cuestionar más. También hay un tema de consecuencia, la gente con la que estay trabajando en población... una vecina que gana el mínimo barriendo las calles, que el marido le roba la plata para drogarse y le pega al hijo y yo veía tratar de cambiar esa realidad desde la comodidad absoluta, donde esos problemas eran totalmente ajenos, donde no lo vivía en el día a día... No era valido generar el cambio si no estábamos nosotros dispuestos a perder patrimonio. Yo creo que si la clase alta no está dispuesta a ceder patrimonio la desigualdad va a seguir existiendo, no se van a cambiar desde arriba. Consecuencia y también de impacto para dar el testimonio de que se pueden hacer estos cambios.

Tomás asegura que los planes muchas veces son frustrantes y que ya no son las expectativas del principio. Lo que lo mantiene motivado y lo que busca transmitirle a sus alumnos es tener la convicción de pelear por lo que uno cree, entregarse día a día por eso, dar la pelea. Un amigo suyo lo denomina "la locura irracional del hincha", ese pequeño grupo que va a alentar a su equipo de barrio que pierde juego tras juego, pero que siempre está ahí... sin esa locura de creer que se puede cambiar, dice que es muy difícil permanecer.

"A mí me encantaría que el día de mañana mis voluntarios vivieran en La Pincoya, educaran a sus hijos en colegios municipales, se atendieran en hospitales de salud pública, porque ese sentido de la urgencia es el que realmente te mueve a cambiar las cosas, cuando a ti te está urgiendo. Yo te aseguro que si toda la elite de este país tuviera a sus hijos en colegios municipales, la educación pública sería muy distinta, pero nadie está dispuesto, ni los de derecha ni los de izquierda y pueden escribir columnas maravillosas justificando por qué, pero mientras no estén dispuestos, esto va a seguir igual".

En la calle principal de La Pincoya cuelga un lienzo de colores que dice "Formando Chile". Fueron los mismos vecinos los que lo colgaron y se sacan fotos con orgullo. En las piezas de los estudiantes hay calcomanías con el logo de la organización. La casa de Tomás siempre tiene la puerta abierta y generalmente circulan como 20 personas de todas las edades. Nunca se cocina para menos de 15. Sienten el proyecto tan propio como lo siente Vodanovic, que por el momento, no tiene planes de mandarse a cambiar.

Financiamiento: La organización recauda fondos a través de una colecta anual, una tallarinata anual, una cuota de ingreso a los voluntario de $10.000 y donaciones de privados. Ahora van a comenzar a implementar la suscripción de socios al proyecto.

 

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Comentarios
Rafael Rodríguez | 2013-09-06 | 17:27
8
Buen concepto el del "sentido de la urgencia" que propone Tomás. Eso es lo que falta en todos nosotros, saber que mientras pasan los días (meses y años) millones de chilenos viven en condiciones vergonzosas para un país que se supone está ad portas del desarrollado.
Felicitaciones!
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Marco Canepa | Editor | 2013-09-06 | 18:50
5
Más bien, es la diferencia entre "saberlo" y "vivirlo". Nunca será lo mismo si no es tu propio hijo el que está en juego.

Justamnete ayer leí un artículo de un gringo que llamaba a que todos metieran a sus hijos a escuelas públicas, porque era la única forma de que les importara lo suficiente para mejorarlas.
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